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manuela

Manuela sin tierra.

Manuela sin tierra.

Así es como me siento, forastera, indocumentada y sobrante. Resulta que tras vivir veintiocho años en Vizcaya, me siento más extranjera que nunca, eso es lo que están consiguiendo los políticos que gobiernan esta comunidad autónoma.
Soy andaluza de los pies a la cabeza, pero por cuestiones de supervivencia mis padres nos trajeron aquí a jartartos de comer y trabajar. Llegué aquí con dientes ya, pero me salieron aquí las muelas. Siempre me he sentido querida por la gente que me ha rodeado, y me hervía la sangre cuando alguien hablaba mal de esta tierra y su gente. Pero, de un tiempo a esta parte tengo la sensación de que los políticos me están jodiendo, me están echando de una manera tan sutil, que casi no se aprecia, pero que cada día me invita a pensar más que esta no es mi tierra ( tras veintiocho años), que no se me quiere aquí, y que soy considerada una ciudadana de segunda que no cuenta a la hora de hacer planes de futuro.
Y para más inri, lo que más me jode es que todo eso lo están haciendo señores que cobran su sueldo de mis impuestos y del de otras muchas personas que como yo, como mi familia, como tantas personas andaluzas, gallegas, extremeñas, castellanas decidimos que esta sería nuestra tierra adoptiva y como a la madre tierra llegamos a querer. Muchos hemos formado aquí nuestras familias y nuestros hijos son ahora fruto de esta tierra, pero fruto ajeno a ella.

Ceguera selectiva

Ceguera selectiva

He detectado a lo largo de los años una enfermedad extraña en algunas personas, más en hombres que en mujeres.
Se llama ceguera selectiva. ¿Me entienden?. Es ese tipo de ceguera que impide a las personas ver determinadas cosas que para los que les rodean son evidentes.
A ver, que pondré algún ejemplo; Tanto en el caso de féminas como de varones los enfermos padecen esta enfermedad en el ámbito doméstico. Es decir, pueden pasar diez veces por un tendedero lleno de ropa seca y no verlo. O bien pueden ver sobre su lado de la cama dicha ropa planchada y doblada y no verla. No sé si me captan ...
Por supuestoooo que no es el caso de mi maríooo, ejem.
En el género de las féminas esta disfunción se da en en determinadas personas a lo largo de la vida, en el periodo en el que ejercen como son "hijas" o sea, cuando viven mantenidas por sus padres bajo el mismo techo. Esta atrofia ocular es muy similar a la de los varones. En cambio cuando se independizan, si se van a cohabitar con un varón se corrige de forma automática y pasan a sufrir la del varón con quien conviven, pasando la atrofia femenina a desaparecer.
Esa esporádica cuaración que sufre la fémina es inversamente proporcional a la acentuación que sufre su pareja y que heredaran los hijos mientras que vivan bajo el mismo techo que los padres.

Otoño mágico

Otoño mágico

Otoño mágico
A veces pasa...
se equivoca el calendario...
Cuando las hojas suaves se posan
cubriendo de ocres los campos,
vuelven las mansas lluvias
a saciar la tierra .

Un paseo de tu mano,
por caminos solitarios,
hace que en mi pensamiento
se tornen verdes los prados.

Una mirada serena
deposita la semilla.
Una tibia caricia
despierta tierra dormida.
Un beso suave, eterno
mansamente va cayendo.
Y sin querer evitarlo,
en tu bosque yo me pierdo,
otoñal se me presenta
y primaveral florece,
cuando en mí se vierte.

Búscame en los jazmines
y en el olor de los nardos,
que de estío son aromas,
en mi cuerpo asentados.

A veces pasa...
se equivoca el calendario.

En el otoño te vivo,
en aromas de estío me sientes,
en el invierno te espero...
y a mí primavera vuelves.

A veces pasa...
duelen los calendarios.
Alucía.

La pescadilla que se muerde la cola

La pescadilla que se muerde la cola

Tengo en la tienda un equipo de primera división, tres chicas que más que mujeres parecen tractores (pero de la Mercedes) trabajando y mi pescadilla particular.
Mi pescadilla se llama Julio, es boliviano, lleva en España dos años, yo estoy encantada con él, y él con nosotras cuatro. Ese chico tiene clase, estilo y saber estar; pero eso lo supe yo desde la primera semana en la que estuve trabajando con él, así que decidí arreglarle los papeles para que se pudiese quedar aquí en España trabajando, que es lo que él quería.
Papeles, más papeles, oferta de trabajo, más papeles ... y más papeles aún.
La respuesta no siempre es la misma, son dos.
Cuando vamos a la ventanilla para solicitar el permiso de trabajo:
-Si no hay permiso de residencia, no hay permiso de trabajo.
-Bien gracias, ¿nos puede indicar la ventanilla para solicitar el permiso de residecia?.
Sin levantar la vista del períodico (sección deportes) - La número 17-
-Gracias- y nos dirigimos hacia esa ventanilla donde hay una cola interminable de gente esperando.
Cuando al fin nos toca al cabo de hora y media el funcionario de turno pregunta:
-¿En qué puedo ayudarles?-
Está claro, joer, si pone en el cartel "PERMISOS DE RESIDENCIA" no sé pa que leches pregunta.
-Buenos, días, verá, querríamos solicitar el premiso de residencia para este señor.
- ¿Tiene permiso de trabajo?
-No, verá, su compañero de la ventan...
-No me expliquen más- nos dice sin dejarnos acabar de hablar- Si no tiene permiso de trabajo, lo lamento, pero no se puede solcitar el premiso de residencia.
Así que aquí andamos, las cuatro tractores y mi pescadilla particular, que se muerde la cola y se cierra en un círculo sin salida.
Yo, por si acaso le tengo dicho que si alguna vez viniesen los malos que me coja, me de un beso con lengua a la vez que pone su mano en mi trasero y que jure y perjure que no trabaja para mi, que es mi amante. No sea que nos deporten a los dos.
Mi marío dice que todo sea por el bien de la empresa.

Relación epistolar II

Relación epistolar  II

Respondiendo a la anterior
carta de doña Manuela,
no corta el mar, sino vuela,
Cayetano el solterón:
Señorita Manolita,
amor de mis entretelas,
que de toas las Manuelas
es usté la mas bonita,
la mejor, la más salá,
la alegría de mi vía.
Mientras su carta leía
con la alegría que da
que confirme lo que habemos
entre usté y un servidor
sentía como un ardor
que es bueno que sofoquemos.
Qué voy a decirle a usté
si ende que tenemos trato,
no he sacao los pies del plato
es mayormente por que,
como un fino caballero,
espero alguna señal.
Y la suya no está mal...
yo diría que me entero.
Yo también le he dao alguna
que usté habrá considerao
...algún achuchón le he dao
alguna noche sin luna
como varón bien viril.
Y yo con mi perspicacia
noté que le hacía gracia
ver mi... reflejo gentil.
Y por más que hubiera signos
de que usté a mí me gustaba,
por cómo se me abultaba,
siempre hemos estado dignos.
Ahora ya no puedo más.
Ahora yo ya me desato.
Manuela, si no te cato,
el corazón me hará ¡plas!
Te he de desatar los lazos,
las enaguas y las ligas,
todito porque me digas
lo mismo, pero en mis brazos.
He de besar donde pisas,
que ya encendida la llama
que se queme hasta la cama,
y que se queme sin prisas.
No sufra ya más vergüenza,
se le pasará el ser dama
cuando me quite el pijama
y entre mis brazos se venza.
De letras yo no soy hombre,
pero números sí sé,
ya verá los que le haré,
¡alguno pué que le asombre!
Escribiendo esta respuesta
me ha dado como un sofoco,
y ya no espero ni un poco,
me voy a entregarle esta
y a ponérsela en la mano.
Del pudor ya me despojo,
obre con ella a su antojo.
Uno que lo es,
Cayetano
Posdata: Es un disparate,
pero te retrataré
inclusive sin corsé,
si quieres que te retrate.
***Oz®

Relación epistolar I

Relación epistolar I

Carta de Doña Manolita (virtuosa dama solterona a sus 28 años, vendedora de telas) a Don Cayetano ( Caballero Fotógrafo del pueblo y sabio que se maniene soltero a los 35 años).
Estimado Don Cayetano:
Le escribo estas letras, a fin
de intentar calmar su temores
acerca de mi "supuesta enfermedad".
No debe usted preocuparse
querido Don Cayetano,
de mis sofocos, y mis temblores
Ay Don Cayetano !
cómo no voy a temblar y sonrojar
si cuando estoy a su lado
se me encienden las carnes
si me tiemblan las piernas...
Ay Don Cayetano!
Lo que yo daría
por que me tratase usted,
no como dama, sí como hembra.
Ay Don Cayetano!
la ilusión que a mí me haría
que usted me retratase en sepia,
como a esas hembras de las fotografías
en vez de colocar las puntillas
que a mi barbilla llegan,
halagando la tela que las siguiera..
desatasen sus manos
habilidosas los lazos que
a mi cuerpo, ciñen las ropas.
Ay Don Cayetano!
lo que yo daría
que soltase mi pelo,
que sacase mis pechos de los ropajes
que alzase mi falda
que abriese mis piernas
y así, medio desnuda
despeinada..
Ay Don Cayetano!
me retratara.
Ser para usted una hembra,
no una dama y sentir
que mis carnes se despertaran.
Ay Don Cayetano!
qué ilusión me haría
yo sumisa en el lecho
me entregaría,
que a su boca fueran
mis pechos néctar
asideros mis nalgas
para sus manos
y mis partes pudendas
fueran el coño
Ay Don Cayetano!
donde usted hallase
la senda a seguir
al acostarse.
Ay Don Cayetano!
lo que yo daría
por sentir en mis nalgas
de madrugada enhiesto eso,
que las damas dan en llamar
aquello con que cumplen,
su débito conyugal.
Ay Don Cayetano!
y como la hembra de la postal
aferrarme a su verga
Ay Don Cayetano!
y por fin, descansar.
Alucía

Dímelo cantando

Dímelo cantando

En mi familia, las hembras siempre hemos tenido los ovarios muy bien plantaos.
No se trata de justificar la manera de ser de las mujeres actuales, pero vamos, baste como ejemplo, lo que ya mi abuela y su comadre (madrina de bodas) les hicieron en una ocasión a mi abuelo y al padrino de bodas.
Hablamos pues de mmm.... del año 1928 en un pueblecito del Sur de España. En este pueblecito las distracciones para los hombres eran más bien escasas, ni tele, ni radio, y sexo en casa, lo justo (mi abuela tuvo ocho hijos y varios abortos en menos de veinte años de matrimonio). Así que no eran pocos, pues, lo hombres que se iban al "puticlub" del pueblo, casa de jembras, con el fin de pasar un rato agradable con una mujer sin que esto incrementase la familia, que a la abuela cada vez que le tocaba una teta el abuelo, se quedaba encinta.
Cuentan las más mayores de la familia que una noche el abuelo y el padrino, se fueron de jembras diciendo a sus respectivas esposas que iban al bar con otros varones. A esto, que pasó el hombre del carrito, uno que vendía chucherías por las calles llamando de puerta en puerta, y las dos esposas le pidieron el favor de que fuese a ver si sus amantes maridos estaban en el bar ... ¿o dónde?. Al final, el hombre del carrito, accedió y fue al bar, pero allí no estaban, así que fue a la casa de jembras donde encontró a los dos hombres sentados en una mesa cantando con más amigos y alguna mujer de la mala vida.
Ya que estaba allí el hombre del carrito, hizo negocio vendiendo almendras y alguna otra golosina, y volvió a casa de la abuela, donde estaban aguardando las esposas noticias de sus maridos.
Quedaron estas bien informadas. De quiénes estaban en aquella mesa, quiénes cantaban (los maridos), qué cantaban y de cuántas jembras había allí .
Indignadas ambas por la mentira, decidieron esa noche en vez de dejar atrancada la puerta de la casa con una silla, cerrar a cal y canto y que los cantantes no pudieran entrar, y así lo hicieron.
Cuando los maridos llegaron (vivían en la misma calle, una casa en frente de otra) se encontraron con que ninguno de ellos podía entrar a su respectiva casa, así que empezaron a llamar a sus respectivas esposas por la ventana:
-Dolores, que has cerrao la puerta sin darte cuenta, ábreme, mujer.
-Dímelo cantando - respondió la esposa, y él asombrado le dijo.
- ¿Cantando a estas horas de la madrugá?.
-Sí, cantando, como tú sabes.
El abuelo no daba crédito a la petición de la abuela, algo parecido sucedía en la acera de enfrente. Los dos hombres se miraban, perplejos e insistían.
-Pero mujer ¿qué quieres que te cante?.
-Ah, pues tú sabrás, pero si quieres entrar, canta, dímelo cantando.
Así que tanto uno como otro empezaron a cantar en las ventanas correspondientes, lo primero que se les venía a la cabeza.
-Esa no, esa no, la otra, con esa no te abro.
-Pero mujer qué quieres que te cante, dímelo.
- Pues esa, que tú te sabes, esa que tanto te gusta cantar.
Por más que ambos se estrujaban las meninges, no se les ocurría cantar lo que en la mesa de la casa de jembras habían cantado y solo obtenían por respuesta:
-Esa no, esa no, la otra que tú te sabes.
Pasaron los hombres esa noche en la calle y cuentan que muchas de las siguientes las pasaron en el corral uno de ellos y el otro, más afortunado, tenía cuadra y por lo menos pudo pasarlas a cubierto.
Hoy es el día, en que como broma entre personas de la familia, cuando una llama a la puerta de otra, la de dentro dice aquello de.. "Dímelo cantando".

Como cabras ...

Como cabras ...

Ética y moral
Hace poco pasó en Madrid que dos diputados de un partido político no apoyaron la investidura de su líder por no estar de acuerdo con los pactos a los que este líder había llegado con otro partido al que necesitaba para gobernar en esta comunidad autónoma.
Dijeron esos dos desertores, que ese pacto, si bien ayudaba a gobernar, iba en contra de los principios políticos que dictaba su partido.
A esos desertores, se les acusó de ganar económicamente con ese No apoyo a su líder.
Quizás, no se sabe no se ha demostrado, sea así.
Pero si fue así, ole por ellos
... y Mierda, mucha mierda para los que se montan como una cabra, encima de una escalera y dejan que un gitano, a cambio de comida les hagan hacer cosas con las que no están de acuerdo.