El corazón, mi dedo
Hay que ver lo que duele cuando una astilla de madera se te clava en un dedo, eh? Pues más duele cuando es una viruta de hierro.
El caso es que el otro día andaba yo en mi salsa metiendo cajas de fresas en el camión cuando una de las grapas que llevan se me clavó en el dedito y no contenta con eso, se partió. Allí solté un taco tan grosero y en un tono de voz tan alto que no me atrevo a reproducirlo aquí, más que anda por el volumen que no se apreciaría. Se quedó un trozo de grapa, como si fuese una viruta dentro de la yema del dedo. Dolía como aquella vez que me pillé el dedo con la puerta del camión pero a lo bestia. La mano derecha, MI mano derecha, el dedo parecía que iba a estallar, sentía cómo la sangre llegaba a él y salía de él una y otra vez una y otra vez..
Había que poner fin a ese dolor así que saqué la navajita y me dispuse a operar. La navajita en cuestión, siempre llevo un par de ellas, era una que me regaló mi padre cuando empecé en este negocio de la fruta y claro, el paso de los años digamos que la ha deteriorado notablemente. A lo que iba, saqué la navajita y al ver como estaba no se me ocurrió otra idea mejor que quemarla un poco con el mechero a fin de matar algo que pudiese tener vida en ella. Una vez quemada, con la mano tonta, la izquierda en mi caso, me dispuse a sacar el alambre de la yema.
Sacado. Si es que soy la leche, pa cirujana tenía que haber estudiado yo. Se me ocurrió que quizás un poco de alcohol no le iría mal y me acerqué al coche de Oz, que siempre lleva perfume en la guantera y me puse un poco ¡leches cómo escocía aquello!
Se ve que no fue suficiente así que con el paso de las horas mi dedo se iba hinchando y calentando a la vez que dolía más y al rozar... uuuuuffff. Como la cosa iba a más decidí que habría que ir a que alguien me viese el dedo, aparte de Oz que lo miraba tierno. Ná, que no era ná. Me mandaron meter el dedo en agua hirviendo con unos polvitos y ya está.
Hoy ya está casi como nuevo.
¿Alguien creía que iban a amputar?
El caso es que el otro día andaba yo en mi salsa metiendo cajas de fresas en el camión cuando una de las grapas que llevan se me clavó en el dedito y no contenta con eso, se partió. Allí solté un taco tan grosero y en un tono de voz tan alto que no me atrevo a reproducirlo aquí, más que anda por el volumen que no se apreciaría. Se quedó un trozo de grapa, como si fuese una viruta dentro de la yema del dedo. Dolía como aquella vez que me pillé el dedo con la puerta del camión pero a lo bestia. La mano derecha, MI mano derecha, el dedo parecía que iba a estallar, sentía cómo la sangre llegaba a él y salía de él una y otra vez una y otra vez..
Había que poner fin a ese dolor así que saqué la navajita y me dispuse a operar. La navajita en cuestión, siempre llevo un par de ellas, era una que me regaló mi padre cuando empecé en este negocio de la fruta y claro, el paso de los años digamos que la ha deteriorado notablemente. A lo que iba, saqué la navajita y al ver como estaba no se me ocurrió otra idea mejor que quemarla un poco con el mechero a fin de matar algo que pudiese tener vida en ella. Una vez quemada, con la mano tonta, la izquierda en mi caso, me dispuse a sacar el alambre de la yema.
Sacado. Si es que soy la leche, pa cirujana tenía que haber estudiado yo. Se me ocurrió que quizás un poco de alcohol no le iría mal y me acerqué al coche de Oz, que siempre lleva perfume en la guantera y me puse un poco ¡leches cómo escocía aquello!
Se ve que no fue suficiente así que con el paso de las horas mi dedo se iba hinchando y calentando a la vez que dolía más y al rozar... uuuuuffff. Como la cosa iba a más decidí que habría que ir a que alguien me viese el dedo, aparte de Oz que lo miraba tierno. Ná, que no era ná. Me mandaron meter el dedo en agua hirviendo con unos polvitos y ya está.
Hoy ya está casi como nuevo.
¿Alguien creía que iban a amputar?